Inicio » Actualidad » Más allá de los congresos médicos

Hoy, en este mismo momento, todo, todo en general, es muy diferente a cuando empecé hace algo más de diez años. Da vértigo echar la vista atrás y visionar como hemos cambiado, en la forma de trabajar, en la rapidez, la inmediatez, la digitalización de nuestro día a día, y tantas cosas más…pero soy millenial por lo que podré presumir de ser parte de la generación que nació cuando cambió el mundo así que a ponerse el mundo por montera y adaptarse, más que nunca adaptarse o morir.

Llevo diez años en ésto y viéndolo con perspectiva, parece que mi llegada a este mundillo presagiaba el final de la ‘burbuja congresual’, ¿se trataba de una manera de hacer que por su propia evolución estaba condenada a morir?. En mis primeros años en la profesión viví los últimos de los ‘congresos grandes’ y algunas cosas sólo me las han contado.

Todo parece apuntar a que el congreso, tal como lo conocemos, seguirá existiendo con más o menos tweets de por medio. Los profesionales quieren seguir aprendiendo, estar a la última de las novedades de su especialidad pero además quieren seguir confraternizando en la modalidad carne y hueso y al menos una vez al año si es posible :). Pero cada vez es más difícil la financiación de este tipo de actividades y ya que el acceso a la información supone un chasquido de dedos y conseguir días para formación y cuadrar agendas es una odisea, no todos van a todo.

El resultado de esta ecuación, conscientemente simplificada, es que los congresos se han venido a menos. Pero los objetivos, los objetivos reales de todas las partes implicadas siguen estando ahí, incluso me atrevo a decir que los recursos son parecidos.  La clave del éxito sería tocar las teclas adecuadas y encontrar la combinación perfecta que facilitase acciones y medios para conseguir de maneras alternativas la consecución de esos objetivos.

Hoy, en este mismo momento, todo, todo en general, es muy diferente a cuando empecé hace algo más de diez años. Da vértigo echar la vista atrás y visionar como hemos cambiado, en la forma de trabajar, en la rapidez, la inmediatez, la digitalización de nuestro día a día, y tantas cosas más…pero soy millenial por lo que podré presumir de ser parte de la generación que nació cuando cambió el mundo así que a ponerse el mundo por montera y adaptarse, más que nunca adaptarse o morir.

Llevo diez años en ésto y viéndolo con perspectiva, parece que mi llegada a este mundillo presagiaba el final de la ‘burbuja congresual’, ¿se trataba de una manera de hacer que por su propia evolución estaba condenada a morir?. En mis primeros años en la profesión viví los últimos de los ‘congresos grandes’ y algunas cosas sólo me las han contado.

Todo parece apuntar a que el congreso, tal como lo conocemos, seguirá existiendo con más o menos tweets de por medio. Los profesionales quieren seguir aprendiendo, estar a la última de las novedades de su especialidad pero además quieren seguir confraternizando en la modalidad carne y hueso y al menos una vez al año si es posible :). Pero cada vez es más difícil la financiación de este tipo de actividades y ya que el acceso a la información supone un chasquido de dedos y conseguir días para formación y cuadrar agendas es una odisea, no todos van a todo.

El resultado de esta ecuación, conscientemente simplificada, es que los congresos se han venido a menos. Pero los objetivos, los objetivos reales de todas las partes implicadas siguen estando ahí, incluso me atrevo a decir que los recursos son parecidos.  La clave del éxito sería tocar las teclas adecuadas y encontrar la combinación perfecta que facilitase acciones y medios para conseguir de maneras alternativas la consecución de esos objetivos.